La muerte del fiscal Alberto Nisman resultó un catalizador de los sectores reconcentrados de la economía, el poder político y hasta el judicial, para golpear a tontas y locas al gobierno, que a su vez salió a dar palos de ciego a diestra y siniestra. A ochos meses de las elecciones presidenciales la ofensiva de la derecha disfrazada es ostensible en todos los frentes. Eso obliga al kirchnerismo a responder sobreactuando cada capítulo de esta saga. El resultado es una comedia de enredos que puede terminar en drama, si el peronismo –la medida de todas las cosas en los últimos ochenta años de historia política nacional– no encuentra la fórmula de paz entre sus facciones.
Después de la marcha del 18 de febrero pasado en homenaje y reclamo por la muerte de Nisman, el clima hostil se agudizó en ...
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