Escribo este texto en medio del Mundial. Y no puedo evitar escribir en primera persona por muchos motivos, entre otros porque he sido futbolista, una de esas profesiones que se es de por vida. Tal vez sea ese recuerdo imborrable del perfume del pasto recién cortado lo que me lleva a comparecer en medio de ese aluvión agobiante de textos y conversaciones sobre Suárez, mezcla interminable de insensateces, exageraciones pero también de reflexiones sublimes, que he recorrido con pasión y que más bien alientan a abstenerse. Pero hay algo que me impide pasar de largo: tal vez esa imagen del Artigas de Blanes “intervenido” por la cabeza de Suárez sea el mejor símbolo de lo que me pasa. Uruguay ha quedado eliminado por Colombia en octavos de final. Persiste todavía la intensidad de la emoción de ...
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