También este libro1 manifiesta su deseo de reivindicar la herencia cortazariana. Sus coordinadores –Kevin Perromat y el uruguayo Jean Philippe Barnabé, residente en Francia– advierten en la introducción que tras su muerte, en 1984, “Cortázar fue relegado durante un cuarto de siglo por los medios académicos, así como por cierta crítica, a un segundo plano, y tratado a menudo (muy especialmente en su propio país) de manera condescendiente, como un autor menor, ‘fácil’ e incluso ‘para adolescentes”. La originalidad de su reivindicación es que se ocupa de un Cortázar inesperado, el que llegó después de su muerte en sucesivos rescates de obra que estaba inédita, y en la recuperación de su enorme correspondencia, clases dictadas y otras prosas dispersas. Los autores postulan una suerte de “resur...
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