Los viernes servían café y un menú de comidas veganas, aunque –siendo algo reacios a la ingesta de alcohol– jamás lograron la afluencia de los connotados bares del Cordón. Hubo algunos ciclos de cine y varias ferias del libro con la presencia de editoriales independientes de la región. Hubo música, talleres de teatro, de esquizodrama, de educación libertaria, de salud mental, de artes plásticas. Y más. Hasta de lucha libre. Con el tiempo, algunas plantas fueron despegando de las macetas coloridas que acompañaron el ocaso de aquella fachada grisácea que mutó finalmente en un violeta casi apacible. Desde allí se coordinaron algunas marchas en defensa de la tierra y los recursos naturales, reuniones de colectivos por la “liberación animal”; se editaron revistas, folletos, boletines; y se asis...
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