Unos 800 generales y almirantes, convocados desde sus puestos de mando en todo el mundo por el secretario de Guerra, Peter Hegseth, escucharon el martes de la semana pasada durante 72 minutos en la base de la Infantería de Marina en Quantico, Virginia, al presidente Donald Trump encaminándolos hacia la guerra contra «los enemigos internos» de Estados Unidos.
La referencia a enemigos internos no surge aislada en la retórica de Trump, quien ya ha despachado cientos de soldados de la Guardia Nacional a ciudades que tienen gobiernos demócratas. El presidente ha descrito esas ciudades como campos de batalla donde medran sin control los criminales, los traficantes de drogas, los inmigrantes ilegales y una caterva de feministas, intelectuales fláccidos, transexuales agresivos e izquierdistas rábi...
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