Progresivamente envejecida, altamente contaminada y profundamente desigual: en resolver esos tres grandes problemas parece querer centrarse la nueva generación de dirigentes que alcanzó el poder en China a fines del año pasado.
El año 2012 ha sido revelador de las importantes tensiones y dificultades que habitan el universo chino. Lejos de ceder, éstas parecen ir convirtiéndose inevitablemente en la primera prioridad de la agenda de Xi Jinping, el nuevo secretario general del Partido Comunista elegido en el XVIII Congreso. Este evento, “y sus circunstancias”, lograron marcar, de principio a fin, un año “corto”, iniciado con el testamento político de Wen Jiabao en las sesiones anuales de la Asamblea Popular Nacional, en marzo, y la realización del propio congreso, en noviembre, ...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate