Por una cuestión de escala es poco probable que sucedan en Uruguay actos de corrupción de las dimensiones de los escándalos políticos acaecidos en Brasil y Argentina. Pero la sensación que parece permear todas las capas de la sociedad es que este fenómeno se ha instalado también aquí, donde parecía que nunca pasaba nada tan grave. La implicancia de uruguayos en los Panama Papers no pasó desapercibida y contribuyó a la percepción de una creciente sofisticación de la corrupción, que habría minado todos los ámbitos en que se ejerce el poder. “Son todos iguales”, se volvió la frase de cabecera de buena parte de la ciudadanía luego de que la izquierda atravesara momentos críticos. El procesamiento de jerarcas del equipo económico, durante el gobierno pasado, por la adjudicación irregular del av...
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