—¿Cómo llegó a tu
vida el proyecto de interpretar a Barrymore?
—Es la
cuarta vez que coincidimos artísticamente con el director Alfredo Goldstein. Lo
conozco desde los años ochenta. Hicimos juntos La Navidad de Harry, de
Steven Berkoff, en 2000; La secreta obscenidad de cada día, de Marco
Antonio de la Parra, en 2002, y en 2003, Novecento, de Alessandro
Baricco. Barrymore se estrenó en 1996, en Canadá, porque la obra está
dedicada, por el autor, a Christopher Plummer, un gran referente de la
actuación. Una amiga viajó a Estados Unidos y vio la obra; al regresar me dijo
que tenía que hablar conmigo y me trajo el programa con forma de librito. Me
dijo que tenía que hacer la obra, pero yo no conocía el texto. Me fui enterando
de de qué trataba por reseñas, aunque a John Barrymore lo conocía p...
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