Cuando Felipe González dice que en Venezuela hay una tiranía, al que fue presidente del gobierno de España no se le exigen argumentos y pruebas para sostener esa barbaridad. Sólo añade que “en el Chile de Pinochet se respetaban más los derechos humanos que en la Venezuela de Maduro”. Al que intenta contestar, sí le exigen una documentada y extensa explicación que tropieza con los oídos tapados por la cera de las intenciones blindadas. Venezuela no es una democracia hasta que se demuestre lo contrario, es una tiranía aunque la acusación sólo se sostenga “porque todo el mundo lo sabe”.
Decir que en Venezuela hay una tiranía es lo que Fernando Casado considera sound bites, sonidos cortos que resumen ideas complejas para inyectarlas en el sentido común de la opinión pública internacional. Espe...
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