Se trata de establecer y garantizar un entorno para que los taiwaneses estudien, trabajen, inviertan y vivan en Fujian, operando en un marco de integración «a través de la logística, el comercio, la educación, el empleo, las costumbres populares, la justicia, la tecnología, la cultura o el ocio», según el plan adoptado por el Partido Comunista chino.
La propuesta, dirigida básicamente a los tres condados insulares periféricos de Taiwán –Penghu, Lienchiang (Matsu) y Kinmen–, se inspira en el proyecto que pretende incluir la región administrativa especial de Hong Kong en la vasta zona costera conocida como la «Gran Bahía de Taiwán». Sus pilares son la construcción de infraestructuras que unan a Taiwán y el continente en un todo regional cuya coherencia se vería reforzada por los vínculos económicos, culturales e históricos entre Fujian y Taiwán. La visión de integración promete explorar la cooperación en proyectos de infraestructura, de los cuales los tres más emblemáticos son la construcción de un puente, líneas eléctricas y gasoductos entre Xiamen y Kinmen.
El proyecto se resume en cinco puntos: establecer en Fujian el primer destino de acogida de las empresas taiwanesas; promover en profundidad la integración económica y comercial entre Fujian y Taiwán; promover el desarrollo integrado de Fujian; profundizar los intercambios sociales y culturales entre Fujian y Taiwán, y fortalecer las garantías organizativas.
Entre las primeras medidas orientadas a los taiwaneses recién instalados en la provincia, se incluye autorizarlos a crear sus propias estaciones de radio y televisión, garantizar su protección social, facilitar su acceso a la propiedad y asegurar la igualdad de trato en el sistema escolar público. China recuerda a los destinatarios del plan que cuenta con las condiciones requeridas para suministrar a gran escala electricidad ecológica a Taiwán y está dispuesta a fortalecer la cooperación energética a través del estrecho. Recuerda igualmente que dispone de las capacidades técnicas para la construcción de un paso de alta velocidad entre la provincia de Fujian y Taiwán. Y ofrece la posibilidad de que, por esta vía, los productos taiwaneses puedan llegar al mercado euroasiático mediante los trenes expresos China-Europa y otros medios de transporte una vez que esté lista la conectividad de infraestructura entre las dos orillas del estrecho. Asegura, además, que proporcionará garantías institucionales y políticas preferenciales para una amplia integración de las empresas de Taiwán en Fujian, al igual que para avanzar en el proceso que permita integrar zonas clave como Xiamen y Kinmen, e igualmente Fuzhou y Matsu.
En Taipéi, el gobernante Partido Progresista Democrático reaccionó con desprecio a la iniciativa y la tildó de «trampa» cuyo objetivo sería «salvar el fallido mercado inmobiliario de China con el pretexto de beneficiar a los taiwaneses». El Consejo de Asuntos Continentales también rechazó el plan. China sufre problemas económicos, riesgos sistémicos en su sistema financiero y un «entorno empresarial en deterioro», dijo. No obstante, los residentes de estos enclaves incrustados en la costa china ven con buenos ojos estos proyectos destinados a promover una mayor conectividad con el continente y, lógicamente, los prefieren a la exhibición castrense.
China lleva tiempo ofreciendo a Taiwán lo que denomina una elección entre dos caminos: paz y prosperidad o guerra y declive. La estrategia anunciada y su contexto hacen más perceptibles estos dos caminos. De una parte, el ofrecimiento de un desarrollo integrado que aseguraría el crecimiento de Taiwán; de otra, ejercicios militares a modo de ensayo de un bloqueo de la isla a fin de conjurar el secesionismo.
Fujian es la provincia idónea para una política de este tipo en función de su cercanía geográfica a Taiwán. En lo político, su idoneidad se refuerza por sus vínculos con Xi Jinping, que ha desempeñado aquí importantes responsabilidades administrativas y partidarias. Con este plan, Xi sugiere integrar pacíficamente a Taiwán en la región del gran Fujian.
La reiteración de ejercicios militares del Ejército Popular de Liberación no es un indicador de un cambio de prioridades en el liderazgo chino a propósito de Taiwán. A lo más, es un complemento de esta propuesta de seducción en Fujian, cuyo objetivo es ilustrar y legitimar el discurso sobre su deseo de lograr una reunificación pacífica, debilitando al mismo tiempo el movimiento secesionista, que por el momento lleva ventaja en Taiwán.
Xulio Ríos es asesor emérito del Observatorio de la Política China. Cuando Ríos publicó originariamente esta nota, en octubre de 2023, el plan recién había sido presentado. China ha persistido en la línea descrita por Ríos, por ejemplo, con el anuncio, a fines de enero pasado, de los viajes a Taiwán para residentes de la provincia de Fujian y la ciudad de Shanghái. En 2024 fue electo en Taiwán un gobierno mucho más duro hacia China que los precedentes, encabezado por el presidente William Lai, que se ha alineado de manera incondicional con Donald Trump y ha lanzado una campaña de represión a la oposición política.