Diez años atrás los cañeros estaban peleando a capa y espada para poder mejorar sus condiciones laborales y su salario. Lograron un aumento del 20 por ciento, pero como igualmente los ingresos seguían siendo bajísimos (el promedio anualizado actual es de 10 mil pesos) Alur aceptó pagarles una partida extra por cada tonelada de caña de azúcar cortada al final de la zafra, que se iría regulando año a año siguiendo el índice de precios al consumo. Alexis Moreira, dirigente de la Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas (Utaa), explicó a Brecha que esa fue la forma de “recuperación salarial”. Los directivos de ese entonces consideraron oportuna la medida para “fortalecer e incentivar la productividad en un sector vulnerable del país”, aunque los beneficiarios no fueran trabajadores directos...
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