Las columnas de fuego sobre Damasco que brillaban en las pantallas de televisión en la madrugada del domingo 5 de mayo, mientras las explosiones sacudían la ciudad en lo que fue descrito como el segundo bombardeo israelí sobre Siria, causaron muchas bajas en las unidades de elite sirias estacionadas en torno del monte Qassioun, y no entre las brigadas de la milicia libanesa Hizbolá que combate en Siria. Todo sería demasiado grotesco si no fuera porque estos hechos pueden ser considerados presiones para avanzar hacia una nueva gran guerra en Oriente Medio, justo cuando Ba-shar al Asad parece estar batiendo a los insurgentes de Siria. Una vez más, Occidente apoya a su viejo aliado el radicalismo islámico contra un régimen laico dictatorial e independiente, cuyo delito no es ser laico ni dic...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate