Nadie sabrá nunca por qué, el 16 de noviembre de 1959 un breve cable proveniente de Holcomb, Kansas, publicado en el New York Times y titulado “Rico granjero y tres miembros de su familia, asesinados”, llamó la atención del ya por entonces célebre escritor Truman Capote. La nota de prensa, de unas pocas líneas, se limitaba a describir los hechos: un granjero, su esposa y dos de sus hijos habían sido asesinados a tiros de escopeta disparada a corta distancia. Estaban maniatados y amordazados. El padre de la familia, Herbert Clutter, de 48 años, había sido encontrado en el sótano, junto a su hijo de 15, Kenyon. La madre, Bonnie, de 45, y la hija, Nancy, de 16, estaban en sus camas. No había signos de lucha y nada había sido robado. “Esto parece ser obra de un psicópata asesino”, había declar...
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