Todo surgió por un reportaje de la revista Vanity Fair, en el que Dylan Farrow, hija biológica de Mia Farrow, traía a flote los abusos que habría sufrido por Woody Allen cuando tenía 7 años. Más adelante, el 2 de febrero, Dylan, quien en su momento fue hija adoptiva del director, se explayó en una durísima carta publicada por The New York Times. Allí la muchacha arremetía una vez más relatando que, entre otros abusos, el cineasta la había llevado a un ático, la había puesto boca abajo pidiéndole que jugara con un trencito eléctrico, y había abusado sexualmente de ella, mientras le decía que era una niña buena y que ese sería su secreto compartido. “Hasta el día de hoy me es difícil ver trenes de juguete”, escribió Dylan, y agregó: “Woody Allen nunca fue procesado por ningún crimen. Que se...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate