Arquitecta de profesión, Liliana Villanueva no se considera periodista, aunque ha trabajado como tal y reconoce que el virus del periodismo se le pegó desde que, durante una larga estancia en Moscú, fue convirtiéndose en corresponsal de distintos medios. A raíz de esa estadía publicaría luego Sombras rusas (comentado por Mathías Iguiniz en Brecha del 30 de junio), su segundo libro luego de Las clases de Hebe Uhart, a quien considera su primera maestra en el arte de la crónica. Una casualidad la hizo conocer a María Esther en un viaje Colonia-Montevideo, encuentro del que surgió una intensa amistad entre la experta entrevistadora y una incipiente periodista cuarenta años más joven. De esa amistad y del libro –impensables el uno sin la otra– que será editado en Cuba en los próximos días, Lil...
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