El brazalete de capitán del Blanquillo Fútbol Club ahora tiene una foto al lado del escudo. Es el rostro de Alexo Silva. Alejo –como todos le decían– portaba la dorsal número 23 en el equipo de camiseta verde, que toma su nombre del pueblo Blanquillo, ubicado a 125 quilómetros al noreste de la capital duraznense. Franco Malladote, por su parte, había cursado el bachillerato de electrotecnia en la UTU de Durazno y era soldador profesional. En Navidad, él y su novia habían comprado un Lifan 320, y esperaban un hijo.
No es difícil conjeturar que las familias y amigos de estos jóvenes de 23 años apelarán a recuerdos más íntimos que estos –tomados mayormente de sus huellas en redes sociales– para ahuyentar las crueles imágenes que sus muertes proyectan. Franco y Alexo trabajaban desde hacía poc...
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