Aunque la monogamia es cuestionada desde hace siglos, el impulso feminista de los últimos tiempos insiste en la necesidad de politizar el amor y resulta en otras formas de quererse.
Dejó de ser
monógama cuando advirtió que su vínculo de pareja no era coherente con cómo
cree que debería ser el mundo. “Lo que nos pasó a los dos fue que nos llegó el
feminismo, nos dimos cuenta de que nos cerraba más relacionarnos de otra
forma”, explica Mariana Colasso, integrante de Libres para Amar, un grupo de
personas que practica el amor libre.
En un
café de la Ciudad Vieja, tres mujeres conversan en la barra junto a la máquina
de sacar peluches. Una pareja de varones permanece sentada en un sillón, entre
adornos de colores y pósteres que empapelan las paredes. Allí nació hace dos
años el colectivo, lueg...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate