“Como comer lápiz. Mojás un lápiz y ñam ñam... con aceitunas. Eso parece.”
Ese fue el inapelable dictamen de un millenial de la costa canaria acerca de la mortadela vegana que le di a probar. Me pareció injusto.
Venía de almorzar en una feria de productos veganos que se hizo el sábado 8 de abril en la escueta galería que está en el rincón noroeste de la plaza Cagancha. Llegué a las dos de la tarde y encontré una pequeña multitud fundamentalmente compuesta de jóvenes; los muchachos parecían príncipes elfos y las chiquilinas vestidas por Joan Miró.
La mayor parte se agolpaba ante el mostrador de Curinga, el local que vendía hamburguesas veganas, así que era más fácil obtener sushi. Quedaban rollos rellenos de proteína de soja, remolacha y cebolla. No estaban nada mal, aunque el protagonismo ...
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