Hace exactamente 100
años se publicaron y representaron por primera vez El injerto y El
hombre, la bestia y la virtud. Eran épocas difíciles y cambiantes, y la
vida de Pirandello no fue una excepción: penurias económicas, un hijo en la
Gran Guerra y una esposa enferma fueron algunos de los problemas que lo
acecharon. El arte funcionó para él como un medio de subsistencia, pero también
de cuestionamiento de ciertos pilares culturales y sociales. Si entendemos, con
Freud, que la cultura es aquel conjunto de normas que regulan las relaciones
humanas y protegen a los individuos, los personajes pirandellianos se
encargarán de inmiscuirse en esas reglas para desmontarlas. Esta idea no es
propia de su teatro, sino que ya la venía trabajando, especialmente, en su
narrativa.
LA CARCAJADA REFLEXIVA....
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