Desde que el 19 de junio pasado se refugiara en la embajada de Ecuador en Londres para evitar ser extraditado a Suecia diez días después, Julian Assange, el fundador de Wikileaks, dice que no teme tanto a una condena en Estocolmo sino a que el país nórdico se convierta en apenas una escala hacia Estados Unidos.
Dicen algunos de sus colaboradores que cuando Julian Assange comenzó a ver cómo se perfilaba su caso en los tribunales suecos, hace dos años, intuyó que algo más pesado se estaba tramando en su contra. No porque sospechara que las dos mujeres que lo habían denunciado en agosto de 2010 ante un juzgado de Estocolmo por agresión sexual estuvieran embarcadas en alguna conspiración “rara” en su contra, sino por la actitud de la policía y la fiscalía suecas. Desde que unos días despu...
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