Lo han llamado el James Bond soviético. Errónea comparación. Sólo se parecen en que ambos se han metido en el Adn de la cultura popular de sus respectivas civilizaciones. Bond, de Occidente. Stirlitz, protagonista de 14 novelas traducidas a 25 idiomas y 100 millones de ejemplares vendidos, del campo socialista.
El coronel de las SS Max Otto von Stirlitz, que en realidad responde a Moscú y se llama Maksim Maksimovich Isaiev, conduce su auto camino a Berlín. Sabe que la Gestapo lo busca y que su cobertura está a punto de desintegrarse. Bond iniciaría una carrera contra el tiempo y entraría a sangre y fuego en los calabozos nazis para rescatar a la joven radiotelegrafista rusa, con la que celebraría luego, entre sábanas satinadas y acompañado del mejor caviar del Mar Negro, el modo en que bur...
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