Hay que empezar por el final. Por los largos minutos de aplauso intenso en las gradas apenas se dijo “aprobado”, por los gritos de “igualdad, igualdad” y “arriba los que luchan”, mezclados con los abrazos y las sonrisas y las lágrimas que les ganaron al timbre y al desalojo de las barras. Son poquísimas las leyes que tienen la suerte de nacer con una bienvenida como ésta, una ley a la que le dicen “te estábamos esperando”.
La sesión del miércoles 10 de abril quedará registrada como histórica: un poco antes de las 9 de la noche Uruguay se convirtió en el segundo país de la región –y decimosegundo en el mundo– en aprobar el matrimonio como “la unión de dos contrayentes, cualquiera sea la identidad de género u orientación sexual de éstos”, según la redacción del proyecto. Por lo demás...
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