El último 1 de mayo el gobierno cubano salió airoso de su prueba reciente más importante. Hasta la noche anterior había sido una incógnita qué ocurriría durante el Día Internacional de los Trabajadores, fecha que históricamente las autoridades de la isla aprovechaban para mostrar el respaldo popular a su gestión. En los primeros tiempos de Fidel Castro, el Primero de Mayo solía convertirse en una suerte de encuentro apoteósico entre el líder y sus seguidores de la clase obrera.
Pero la Cuba de 2025 se parece muy poco a la de las décadas del 70 o del 80. El temor a una baja asistencia a las marchas oficiales, o incluso a que se produjeran protestas, era tan real que hacia finales de abril los dirigentes de más alto nivel se concentraron en promover la convocatoria. Internet y los medios de ...
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