La jueza Silvia Urioste dispuso este jueves el procesamiento con prisión del coronel (r) Eduardo Ferro por los delitos de privación de libertad, violencia privada y homicidio muy especialmente agravado. «Es un paso muy importante después de 40 años. […] Ferro no era una persona periférica en el sistema represivo, sino una figura clave», dijo a Brecha el abogado del Instituto de Estudios Legales y Sociales del Uruguay Martín Fernández, representante de la familia Tassino en la causa.
En octubre de 2016, cuando estaba por ser citado para declarar en la indagatoria penal por el asesinato de Óscar Tassino, Ferro viajó al exterior –supuestamente a Italia– y nunca regresó. Fue detenido a mediados de 2017, en España, por el pedido de captura internacional librado en su contra. Cuando el proceso de extradición estaba próximo a culminar, un fiscal español autorizó su puesta en libertad y Ferro volvió a fugarse. Este año se contactó con autoridades de Interpol Uruguay para entregarse. El motivo: la imposibilidad de cobrar la jubilación luego de que el exministro de Defensa Jorge Menéndez (hoy fallecido) dispusiera el cese de los pagos al constatar que realizó la revista de existencia en forma incorrecta. Tras ser extraditado, fue trasladado al juzgado, pero no declaró. Su defensa presentó varios recursos, incluida una queja por denegación de inconstitucionalidad, y la causa penal se paralizó. Urioste decretó la prisión preventiva y Ferro fue alojado en la cárcel Domingo Arena. Recuperó la libertad unos días después, por decisión de un tribunal de apelaciones.
Esta semana, la Suprema Corte de Justicia consideró que la jueza actuó en forma correcta y desestimó el planteo de la defensa. La corte recordó que el militar presentó recursos similares en 2014 y 2016, ambos rechazados, y apuntó que estas acciones «demuestran un total afán dilatorio» (Búsqueda, 29-IV-21). Por este motivo, volvió a ser citado. Sobre las 13 horas ingresó al juzgado caminando junto a sus abogados. Dos horas más tarde, el fiscal Ricardo Perciballe solicitó el procesamiento con prisión de Ferro, por considerar probada su participación en la detención ilegal de Tassino y otros presos políticos. Según Perciballe, el militar participó en la detención de varias personas «sin que existiera flagrancia ni orden judicial que lo estableciera». Como consecuencia de su accionar, «los detenidos no sólo fueron mantenidos en cautiverio por un lapso mayor al previsto […], sino que, además, fueron objeto de tratos crueles, inhumanos y degradantes». Además, concluyó que Tassino murió debido a las torturas a las que fue sometido. «Y no sólo ello, pues, conforme a lo relatado, Ferro fue un actor principal en el momento en que se produjo el deceso de la víctima. Luego, el indagado fue protagonista de primer orden en la muerte y la posterior desaparición forzada de Tassino», añadió. Urioste compartió esta posición. Y Ferro terminó, otra vez, tras las rejas.