La extraordinaria victoria de los conservadores, el aluvión de votos a favor de los nacionalistas escoceses del Snp, el pobre de-sempeño de los laboristas de Ed Miliband y el paupérrimo de los liberal-demócratas desafiaron las predicciones de todas las encuestas y dejaron un reguero de cadáveres políticos de grueso calibre.
Radiante con una victoria tan contundente como inesperada, pero consciente de las profundas divisiones del país, el primer ministro David Cameron prometió en su discurso a las puertas de 10 Downing Street volver a unir el Reino Unido. “Como gobierno con mayoría propia podremos cumplir con las promesas de nuestro programa (...). Vamos a gobernar para todo el Reino Unido. Queremos que todos tengan una oportunidad. Y por supuesto tenemos que armonizar la relación entre las...
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