Esta es la segunda parte de una columna publicada la semana pasada. Allí se sostenía, en resumidas cuentas, que varias discusiones que tienen que ver con el presente y sobre todo con el futuro de la educación uruguaya son circulares y en definitiva inconducentes, pues están afectadas por una falsa dicotomía: la que opone una cultura basada en el trabajo intelectual a otra basada en el trabajo manual. Esa falsa dicotomía puede tomar superficialmente diversas formas: la oposición entre teoría y práctica, entre formación libresca y formación técnica, entre valores espirituales (como verdad y belleza) y valores materiales (como utilidad y eficiencia), entre otras muchas. En la base de todas esas oposiciones falsamente excluyentes está la distinción entre conceptos y herramientas, es decir, en...
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