La (e)lección de Jonathan Franzen
Los escritores estadounidenses siguen siendo un planeta aparte. Europa marca tendencias, crea la resistencia vanguardista de la prosa (alemana por lo general) en cuyo ejercicio se suceden Peter Handke, Thomas Bernhard, el portugués Lobo Antunes, W G Sebald. Estados Unidos produce otra raza de narrador “serio”, como adjetivan ellos. Thomas Pynchon, el veterano Philip Roth, David Foster Wallace o, para el caso, Jonathan Franzen, escriben contra toda lógica novelas largas como bestsellers, y narran, narran. En apariencia ajenos a asuntos como el fin de la literatura o la crisis de representación. Ya no exhiben en su currículo una pintoresca serie de oficios, ya no son tan “escritor-no hombre de letras” como los quiso Onetti, porque han pasado por la universi...
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