“Curvas de la vida”
No parece acertado definir a Clint Eastwood como a un viejo reaccionario. Como a muchos de sus compatriotas, se lo puede sí describir como un hombre contradictorio, tan pronto a barbotar opiniones harto conservadoras como, en el momento menos pensado, a convertirse en defensor de minorías discriminadas y explotadas. Muestra de esto último supo ofrecer en títulos más o menos recientes donde tomaba partido por una boxeadora imposibilitada (Million Dollar Baby) o por sus vecinos asiáticos (Gran Torino) hasta extremos que vale la pena sopesar para mejor entenderlo.
En el presente caso, Eastwood no dirige pero se ubica, además de en el papel protagónico, en la producción. Vuelve a encarnar a un veterano porfiado y cascarrabias aunque ahora en una historia ambientada en ...
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