Peñarol campeón y el túnel del tiempo
Pasan muchas cosas en 27 años. En 1987 Peñarol fue el ganador de la Copa Libertadores de América y una nutrida manifestación, como era de esperar, pobló de consignas, cantos y banderas aurinegras el centro de Montevideo. La cronista, con dos hijos chicos, vaciló entre el ancestral pavor a las multitudes y la euforia contagiosa del hijo varón, manya ferviente desde el jardín de infantes, que no quería permanecer ajeno a la fiesta compartida. “Dale, andá, acá no pasa nada”, aconsejaron amigos. Y no pasó. Nada malo, al menos, además de algún abrazo quizá no deseado, o de un convite cervecero en dudosa botella compartida, que fue menester no rechazar. Había alegría, genuina. “No puedo creer que con esta multitud enloquecida en la calle todo sea tan normal...
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