—La National Academy of Sciences (Nas) no entiende sólo de bioquímica. Hace dos años el antropólogo Marshall Sahlins, de la Universidad de Chicago, renunció a ella en protesta por un asunto que atañe específicamente a la antropología, pero también –son sus palabras– por “la ayuda y el apoyo que la Nas está proporcionando a la investigación en ciencia social para mejorar la actuación en combate de los militares de Estados Unidos”.1 A partir de su designación, usted podría verse frente a cuestiones de este tipo…
—De enfrentarme a dilemas éticos de ese tipo siempre voy a atenerme a mis convicciones y a las definiciones que tenemos a nivel institucional. Desde la ley que creó la Nas, hecha por Lincoln, ha pasado mucho tiempo, y ésta no sólo provee asesoramiento al gobierno estadounidense sino ...
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