En Guatemala, desde el año 2000, el ejército está encargado de tareas de seguridad interna. Pues bien, la semana pasada soldados que vigilaban una marcha pacífica de indígenas terminaron masacrando a ocho manifestantes e hiriendo a decenas de otros. El presidente Otto Pérez Molina, general retirado él mismo, que en los años ochenta estuvo al mando de servicios de contrainsurgencia, dijo primero que los militares no habían disparado ni una sola vez sus armas, después afirmó que habían “tirado al aire” y finalmente tuvo que admitir que “probablemente” hubieran sido responsables de la matanza. Pérez Molina no podía ya negar lo que a esa altura era una evidencia: fotos y filmaciones mostraron a los soldados disparando, y en el lugar de la matanza se encontraron más de cien casquillos de balas...
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