Hace casi exactamente seis meses la Coalición de la Izquierda Radical (Syriza) de Grecia se convertía en la primera de las fuerzas de la “nueva izquierda” europea en llegar al gobierno en un país de la UE. Lo hacía con un programa que de clásicamente revolucionario poco tenía, pero que en el contexto del “austericidio” dominante en la Unión aparecía como rupturista. Syriza se proponía entonces, en el “contexto tercermundista” en que se encontraba el país (altísimos índices de pobreza, una concentración alucinante de la riqueza, desempleo galopante, un aparato industrial destruido, emigración masiva, una deuda que casi duplicaba el producto bruto interno), poner en práctica un plan de rescate, pero dirigido “no a reflotar a los bancos sino a reflotar a la población”, según decía su líder y ...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate