Las cábalas, los cambios de Tabárez, y el optimismo de Gorzy funcionaron otra vez y Uruguay quedó bien perfilado para clasificar al Mundial que puede marcar un nuevo quiebre en nuestra historia. Del mismo modo que, para muchos, 1950 fue el momento más alto de la Suiza de América (a partir del cual se entró en un declive irrefrenable), 2014 bien puede marcar el punto más alto del “Uruguay progresista”, pocos días antes de las elecciones nacionales. ¿Alguien podrá no votar al Frente Amplio si la selección del frenteamplista Tabárez graba la secuela de Maracaná? ¿Cavani será el Ghiggia del futuro? Dudas que surgen en momentos en los que el fútbol parece alegrarnos más que cualquier otra cosa.
La selección tiene eso: si gana, la gente se pone contenta, se vuelca a las calles, te saluda, t...
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