En estos tiempos de espías, infiltrados y provocadores digitados por la inteligencia militar –cuando el conocimiento de los contenidos del archivo “paralelo” que el coronel Elmar Castiglioni ocultaba en su casa de La Blanqueada tomó por sorpresa a dirigentes y políticos– la crónica que el diario La República publicó el martes 6 puede tomarse como un ejemplo acabado, aunque no muy inteligente, de lo que se llaman “operaciones de manipulación y desinformación”.
Invariablemente estos operativos militares se adjudican a informantes que se convierten en “fuentes reservadas” y cuyas opiniones y “noticias” nunca pueden ser contrastadas con otras fuentes. Un emblemático operativo de inteligencia fue aquel que se montó para presionar al Parlamento, que debatía una ley para superar la crisis bancari...
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