Buenos Aires vive de espaldas al río. Así te lo muestra la línea del ferrocarril Mitre que va siguiendo la costanera. De aquel lado, filas de contenedores y montoncitos de casas a medio construir. De este, caballitos al trote en el hipódromo de Palermo, niños rubiecitos jugando en parcelas verdes, mujeres practicando yoga.
El tren te escupe en la estación y llegás a ver que el chorizo movedizo que te trajo se vuelve a poner en marcha cuando el maquinista panzón acciona una palanca sin esfuerzo. El sonido de su traqueteo cambia por el de las ruedas de unos skates que prueban piruetas frente a la estación. Nada de casas precarias en esta zona. El camino se encuentra intuitivamente, caminando derecho por un barrio de casas bajas y autos de lujo: Núñez. En el borde norte de la ciudad autó...
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