El poder de los medios, entes para nada abstractos y con ligazones sólidas con el poder económico y financiero, el poder del poder político, la posibilidad de que los ciudadanos accedan a ese poder, el equilibrio entre la libertad de expresión e información y la necesidad de proteger, en el maremoto incontenible de contenidos, a los seres más vulnerables ante ellos, están de una u otra manera en el centro del asunto cuando se habla de la regulación de servicios audiovisuales. A estos principios generales se han venido sumando cuestiones como las referidas al derecho de las mujeres a la misma libertad de expresión e información que los hombres, y otros que tienen que ver con la seguridad, un asunto que en algunos países es de extrema urgencia, vista la cantidad de crímenes cometidos contra ...
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