José Mujica se sacará este domingo los zapatos de presidente que tanto le apretaron. Lo hará en la misma plaza en que se los calzó, hace cinco años. Deja el centro de la escena en un país gobernado y gobernable. Con una economía y una situación social sustentables y previsibilidad política. Si bien aún permanece cargado de deudas sociales y contradicciones que su sucesor deberá empeñarse en resolver, el país parece estar sensiblemente mejor tras su gobierno. La puja distributiva volvió a estar en agenda, con avances institucionales que desde otras banderías se subestiman: la continuidad de los consejos de salarios anuales y las reformas laborales progresivas forman un haz de aportes innegables. El crecimiento a todo trapo, el acelerador siempre a fondo, la promoción del consumo y del emple...
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