Era este un mundo de maderas. Maderas en los árboles y en las mesas, maderas para dormir y árboles para guardar las cosas. Madera en las hojas y en las letras: “Vayas pisando tierra firme/ O móvil mar alborotado/ Estés meciéndote en la cuna/ O bien un día agonizando/ Más fiel que el vidrio de un espejo/ Y más sumiso que un esclavo”. Rodeado de árboles, en San Fabián de Alico, con el inicio de la Primera Guerra Mundial, nació él: Parra de apellido y de nombre Nicanor.
Los detalles vitales son necesarios. Hermano mayor, estudioso de la física y la matemática, lector tardío, y un poeta ineludible de la lengua española. Parra muere y su artículo de Wikipedia se actualiza antes de que aparezca su partida de defunción (el papel camina lento; son resabios del árbol). El epitafio ya lo había talla...
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