ES POSIBLE ESCRIBIR una historia de la humanidad a través de las drogas que se consumieron masivamente en distintas épocas y latitudes. Los aztecas se comunicaban con los dioses por medio del peyote y los hongos. El spleen intelectual europeo del siglo XIX se desarrolló, muchas veces, bajo los efectos del opio y el hachís. La carrera escapista de la generación beat hubiera sido imposible sin anfetaminas. El sueño hippie del amor y la paz fue también un viaje demasiado largo de LSD. Imposible entender el auge y la caída del rock sin los efectos combinados de la cocaína y la heroína. Y, cuando todo parecía inventado, llegó la música electrónica: 128 beats por minuto durante más minutos de los que el cuerpo humano podría soportar en movimiento si no fuera por un combo en el que el éxtasis es ...
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