—El mundo asiste a nuevos comportamientos en los electorados. ¿Es posible que eso ocurra en Uruguay?
—Es muy difícil afirmar si hay (o habrá) cambios en la conducta del electorado. No debemos olvidar que las elecciones son cuantitativas. El voto no mide ni expresa la mayor desilusión, que se está votando por el menos malo o que se lo hace con el mayor entusiasmo por un partido. Una cosa son las reacciones desde la opinión y otra es la cuantificación en votos. En este momento, que estamos lejos de las elecciones, a mitad de camino, es cuando la gente se muestra “más suelta” para expresar sus desafectos, más que cuando de verdad está en juego un gobierno. Sí hablamos de actitudes refractarias que se reflejan en las encuestas cuando se responde que votarán “en blanco o anulado” o que no lo ha...
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