Hay algo fascinante en esta muestra de artesanías japonesas.1 Puede que el visitante no lo perciba en primera instancia, por las modestas dimensiones de los objetos exhibidos y por un montaje prolijo pero nada ampuloso. La fascinación no viene dada tampoco por lo exótico de unas tradiciones que en definitiva, por más que provengan del otro extremo del planeta, obedecen a requerimientos sociales universales, como tomar una bebida, vestirse o iluminar una habitación. Sorprendente es el grado de precisión, delicadeza y elegancia en el diseño de objetos creados en forma manual. Hay un legado milenario que avala una evolución técnica y estética –las vasijas de loza tipo Jomon datan de unos 7 mil años a C–, pero las piezas que se exhiben en esta muestra fueron creadas en su mayoría hace menos d...
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