—Integrás el elenco de El Galpón desde 1993 y trabajás aquí, ¿cómo pudiste mantener trabajo artístico y asalariado, en el mismo sitio, tanto tiempo?
—Es difícil, porque dentro de una institución, y todavía con doble rol, estás a diario atravesado por demandas y peripecias. Pero a nivel emocional, nada supera al poder del escenario; cuando entro a escena desaparece todo lo demás. A pesar de eso Joaquín, mi hijo, suele decirme: “Mamá, no te preocupes tanto por el Socio (Socio Espectacular, el sistema de acceso cultural prepago nacido en la institución); es sólo un trabajo”. No es sólo un trabajo, hace más de veinte años que estoy en esta institución, mis hijos se criaron, literalmente, aquí, esta es mi casa.
—A todo eso hay que agregar tu adicción al perfil bajo, contrapuesta a una carrera r...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate