Con David Cámpora1
“Hijos” de Pacheco o de Lacalle, jóvenes del 60 con un empleo seguro o de hoy con mil trabajos precarios, jefes de familia a los 30 o renuentes a colocar sus romances bajo alguna etiqueta, unos encandilados por la revolución cubana, otros cercanos a las multitudes de la primavera árabe. Dos formas de vivir los años mozos se contrastan e interpelan en la nueva entrega de esta indagación sobre juventudes e izquierda.
Vengo de una familia del Interior, de Paysandú, en la que nada me predisponía a militar. Cómoda en lo económico, lo que me permitió estudiar para contador sin ningún problema. En lo político, mi padre era colorado independiente, vagamente progresista, y de mi madre nunca supe qué votaba. Tampoco me predisponía a la militancia, y menos en un grupo a...
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