“En el más pequeño poema de un poeta, debe haber algo por lo que se advierta que ha existido Homero.” Jorge Arbeleche citó esta frase de Fernando Pessoa hace casi veinte años, al ocupar por primera vez, como miembro de número, el asiento que lleva el nombre de Julio Herrera y Reissig en la Academia Nacional de Letras (“a mí me destinó el azar un asiento con el aura aromada de tu nombre”). Podría haberlo hecho de nuevo el sábado 4, cuando recibió el Bartolomé Hidalgo a la trayectoria.
Se dice fácil: una vida dedicada a la poesía. Las seis palabras de la frase hecha ocultan la incapacidad de describir el asombro del primer encuentro con el verso. La lectura febril que le sigue, primero sin discriminar. El encontrar una manera de pararse ante ese extraño sistema planetario. La batalla entre l...
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