La idea inicial de los estudios Paramount era adaptar al cine una novela exitosa (El padrino, de Mario Puzo), y hacerlo invirtiendo no más de 2,5 millones de dólares. Y aunque hoy, a más de cuatro décadas, sabemos que el resultado superó las expectativas y ascendió al nivel de los clásicos del cine estadounidense, los caminos fueron impensados. El primer punto de quiebre fue la elección de un joven Francis Ford Coppola como director. Los productores estimaron que Coppola iba a conectar sin problemas con el aire ítaloestadounidense de la historia y que terminaría siendo funcional a sus intereses de filmar rápido y a bajo costo, luego de que Sergio Leone y Peter Bogdanovich rechazaran el ofrecimiento. Además, Coppola había cosechado algunos elogios en Cannes y San Sebastián con sus pr...
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