Volver a sentir el pubis. El hueso es una frontera. Toquen. Presionen.
Con movimientos hacia adelante y hacia atrás logramos sentir que se conecta con el isquión. Hacia allá, los músculos y la carne. Hacia acá, el suelo. Lo blando. El placer.
Hablar con adolescentes es algo así: volver a sentir las ganas y la incertidumbre. Querer conocer(se).
“Vengo teniendo relaciones desde que tengo 14 –cuenta Santiago, que ya cumplió 18–, y la verdad no me sentí ni mejor ni peor. Es decir, creo que al nunca conseguir que hubiera una conexión sentimental de por medio, nunca pude experimentar la sensación de completo placer, ya que de cierta forma siempre lo tomé como un momento en el que alguien más me tenía en cuenta para eso, y no como un acto de ‘amor’. Y no, las primeras veces no me cuidé, no por no...
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