“Siempre busco una víctima en el arranque del partido, un central tiene que marcar presencia, es mi trabajo.”
Pablo Melo, recio y experimentado zaguero.
Las curiosas palabras de Melo (curiosas más que nada por haber sido proferidas tras una derrota 3 a 0 de su equipo, en la que su presunta víctima –el brasileño carbonero Diogo– fue gran figura) nos llevan a cuestionarnos sobre qué tanto pesa “la intención” del futbolista que comete una infracción a la hora tanto de sancionarla como de castigarla con una tarjeta.
Es que dos por tres los espectadores y las espectadoras de fútbol asistimos a comentarios tales como “va a la pelota, no tiene intención” o “no es penal, el arquero va en busca del balón y en el impulso se lleva por delante al delantero rival, pero repito, no es penal”. Comentarios...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate