En la madrugada del miércoles 23 de setiembre el despliegue de gente en el hall de la Facultad de Ciencias Sociales fue inusual. Liceales perdidos en nervios y llanto, otros eran atendidos por una emergencia móvil en un rincón, grupos de estudiantes improvisando listas para constatar que estaban sus compañeros, llamados desesperados para localizar a los ausentes y reuniones en la oscuridad del patio, donde se anunciaban confusos recorridos por juzgados y seccionales ni bien despuntara la mañana.
Hacia allí –Constituyente y Martínez Trueba– se dirigieron más de un centenar de estudiantes y trabajadores que buscaban amparo en la inmunidad del edificio universitario. Habían franqueado la plaza Fabini y tomado 18 de Julio, mientras algunos patrulleros surcaban las transversales. A lo lejos, la...
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