Murió Alfredo Alcón
Siempre me dio bronca que lo único que se recuerda de Alberto Candeau es aquel discurso emblemático del Obelisco, quizás la instancia más popular de su vida, pero también una manera de olvidar una trayectoria irrepetible, y en especial una voz que ahonda en las raíces de lo que podría ser la uruguayidad, si es que esto puede existir.
Candeau era la voz de Uruguay, aquella fuente que manaba desde lo más profundo, con ese grave que nadie podía imitar, para encarnar al don Zoilo de Barranca abajo, al Galileo de Brecht o al Harpagón de Molière.Hoy se oye la voz de aquel discurso y corre un escalofrío por los cuerpos de los receptores, porque la energía, la expresión y la convicción restallaban más allá de lugares comunes y sarcasmos intencionales que en ese momento se ...
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