Ataques aislados, cometidos por “lobos solitarios” o pequeñas células que no tienen por qué obedecer a órdenes de un comando central sino a “lógicas locales”: ese sería el nuevo modus operandi que estaría privilegiando actualmente el grupo Estado Islámico (EI) para trasladar la yihad (la guerra santa) global a Occidente. Debilitado en sus feudos de Irak y Siria por los ataques a los que está siendo sometido, el principal exponente de la galaxia yihadista se estaría viendo obligado a cambiar de estrategia.
“Aun si la caída de Mosul y de Raqa está lejos de ser inminente –escribió el analista francés Jean Pierre Perrin poco después de lo sucedido en Londres (Médiapart, 23-III-17)–, el estado mayor del Estado Islámico parece haber tomado en cuenta que la base territorial de la que disponía –un...
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